top of page

- Espectadora de padres millonarios: Nombre y apellidos a elegir. El resto de su biografía, tanto vivencias como parte de la personalidad, también a elegir.




Ella sería una niña mimada inglesa de barrio pijo, que había ido de excursión a la ciudad del joven mimo para asistir al circo más famoso de esta misma. A ella le aficionaban ese tipo de cosas y había descubierto por su propio mérito el circo callejero donde Valarian trabajaba, sabía que necesitaban dinero, así que decidió visitarlo.
Sus padres dirigían una empresa multinacional, la cual generaba millones de ingresos. Vivían en la zona más cara de Londres y no reparaban en gastos. Ella tiene todo lo que quiere y necesita, menos amistad, cariño, amor... En el fondo sabe que todo aquel que la conoce solo quiere su dinero, si le ocurriese algo nadie más que sus padres moverían un dedo por ella. 
Su vida está vacía, pero se encierra en los caprichos y el lujo para intentar convencerse a sí misma. A todos les dice lo mismo "yo y mi vida somos perfectas". En el trascurso de la trama, conocerá al mimo y él le enseñará la cruda realidad; tras conocer su historia, quizá decidan huir juntos o lo que el destino quiera de ellos. Lo único: jamás querrán separarse, aunque la familia de ella intente convencerla de lo contrario, de que nunca podrá sentir nada por un pobre desgraciado, de que solo es mala influencia.
FC: Selena Gomez. 




- Mimo: Valarian [Slender] Di Fiore.


Nació en la zona sur de Italia. Sus padres no eran millonarios, pero vivían bien acomodados gracias a un buen trabajo que les proporcionaba bastante dinero como para malgastarlo y una casa bastante grande en las afueras del ajetreo de la ciudad céntrica. 
En su familia eran dos padres y varios hermanos, Valarian era el más pequeño de ellos y nació en un entorno lleno de odio y mal estar. Lo hizo tarde, antes de que viniera al mundo todos estaban bien, se amaban entre todos y sabían lo que querían; sus hermanos siempre eran mimados y todos sus caprichos eran cumplidos, eran muy felices. Sin embargo ocurrió cierto suceso que cambió la vida de la familia Di Fiore.

Una fría noche de diciembre, Katerina, la madre de Valarian, había salido con sus amigas a emborracharse. A las dos de la madrugada, llamó a Darian, su padre, afirmando haber sido violada por uno de los hombres que mendigaban dinero y sexo a la salida de todas las discotecas; Darian alertado, quiso llamar a la policía pero ella se lo impidió. Regresó a casa y semanas después supo o fingió saber que, como todos suponían, estaba embarazada.
Evidentemente, todos sospechaban algo. No era muy normal por su parte que no hubiese denunciado y que, además, quisiese tener al bebé por activa y por pasiva. La llevó al médico y poco tiempo después se descubrió que no había ninguna señal de agresión; en efecto, Katerina le había sido infiel. 
En los siguientes meses, todo eran voces, gritos, lágrimas, la tristeza inundaba cada rincón del edificio y a cada uno de los, ahora, desconocidos que habitaban en el mismo. Aquel poco querido bebé, al que llamaron Valarian, vino al mundo siendo incluso hermoso; sus ojos eran enormes, desprendían una gran alegría y eran muy azules, un azul oscuro muy poco común, como lo más profundo del océano. Su progenitora le amaba, pero era la única, si por el resto fuera, ya estaría muerto.




Pasó el tiempo. La infancia de aquel joven había sido dura y difícil de afrontar, pero lo hacía siempre sonriendo, solo para molestar a cada uno de los integrantes de lo que él solía llamar familia, la cual no era más que una panda de desconocidos que se obligaban a compartir un espacio reducido. Sin embargo, él no era feliz; recibía golpes y gritos por cada cosa que hacía, por las noches sufría ataques de pánico que solo remediaba su madre, sentía que con solo pestañear molestaría. 


Otra vez octubre. Su 12 cumpleaños. Se supone que los cumpleaños eran bonitos, divertidos y familiares, todos los niños de su edad recibían regalos y alegría, sin embargo él no. Aquella cena era horrible, mucho peor que una pesadilla. Su padre se había emborrachado y sus hermanos estaban al borde de hacerlo, mientras su madre se encerraba en el baño a llorar y Valarian no tenía otra cosa más que hacerse una pequeña bola en su sitio, lleno de vergüenza y desesperación.
Darian no tuvo otra idea más que la de conducir sin estar ebrio. Todo le daba vueltas, su coche iba de un lado de la carretera y los claxon ensordecían al joven, que iba sentado en el maletero, lejos de unos hermanos que parecían tenerle asco, como si fuese a contagiarles cualquier enfermedad. Repentinamente, un destello cegó al muchacho y lo único que recordó eran gritos, más gritos y el olor de goma quemada.



[...]




Pasó un mes después de todo aquello. Su madre y uno de sus hermanos habían muerto en el acto y él también.
Valarian estaba muerto. Respiraba por inercia, las máquinas le obligaban a seguir viviendo y aunque cuando le desconectaron de las mismas volvió a respirar, él juraba que los médicos ya no podrían salvar su vida. 
Sin embargo, pasaron los meses y aún respiraba. No se explicaba lo que estaba ocurriendo, pero él estaba seguro de que había muerto aquella noche; que aunque pudiese moverse, ya no estaba ahí y que poco a poco se pudriría. 
Caminaba como un fantasma de un lado a otro de la casa. Tan inexpresivo que dolía mirarle a los ojos, unos ojos igual de azules pero tan vacíos que provocaban escalofríos; golpe tras golpe, su cara fue tomando un color morado y verdoso a partes iguales. Sus ojos estaban permanentemente amoratados, culpa de su padre. Él estaba permanentemente borracho y su único hijo biológico apenas tocaba su casa, ya que había sido más inteligente y había huido de ella. 



¿Por qué le condenaban a vivir? 


Poco a poco. Slender, como le llamaron dada la palidez y la poca expresión, o mejor dicho, la nula expresión de su rostro, comenzó a maquillarse la cara con pintura blanca, tratando de ocultar sus heridas, aunque la más profunda estuviese en su alma y esta fuera irremediable e imposible de ocultar.
No hablaba nunca, si tenía que comunicarse, lo hacía por gestos. Sus manos, también estaban ensangrentadas, se daba golpes contra la puerta, o con cualquier cosa que pillase a su paso cuando estaba furioso; por ello, se enfundó en unos guantes blancos, al contrario que su ropaje, siempre oscuro.

Tenía que ganar dinero como fuese, ya que Darian apenas le daba de comer. Así que tras tomar aspecto de uno, comenzó a trabajar en una especie de circo callejero, gana lo suficiente como para seguir respirando, para fingir que seguía vivo. Slender jamás dejó de afirmar que seguía muerto, que se estaba pudriendo por dentro y que no necesitaba comer o dormir, lo hacía por costumbre.











 

bottom of page